En este tiempo de incertidumbre, de especulación, de que las redes sociales se llenen de expertos, de juzgar sin conocimiento, de quejarse de todo y no aplicarse el cuento, permíteme que tenga una ilusión, y no es otra que tú, mi CARNAVAL.
No cabe en mi cabeza que llegue septiembre y no empezar a ensayar, ver esas caritas de ilusión de mis compañeros porque empieza un nuevo año. Estar ansioso por subir al primer escenario. En El Rocío discutir por el concurso del año anterior y ya saber quienes van a estar en la final del próximo concurso. Esas noches de parranda en los locales de cualquier murga, donde da igual de la murga que seas, te sientes como uno más. Que te coman los nervios cuando llega el sorteo y reirte de ese compañero que cogió la bola porque no te gustó el puesto, ¡eres un gafe! Por supuesto, las noches de ensayo, pasar por las diferentes etapas, creer que tienes un repertorio muy bueno, y al mes discutirlo porque no lo ves, pero creas o no, lo defiendes como el mejor. Esperar con deseo el día de tu presentación, descubrir tu disfraz y cantarle un cachito de tu trabajo a tu gente, a tu familia, esos que te dicen una y otra vez, ¡que la murga no te da de comer! Pero que al ver tu cara de felicidad encima de ese escenario entienden muchas cosas. Que decir cuando se acerca el momento del concurso, estar en navidad y no pensar en otra cosa que no sea en la murga y pintarte la cara. Llega el día y te subes a esas tarimas despues de un año esperando, con tu pintada impoluta y purpurina hasta las orejas, viendo a tu afición como se deja la garganta por ti, y se te pasa tan rápido que no te das ni cuenta. Nada más bajarte solo quieres subirte otra vez. Finalmente vivir nuestro carnaval en la calle, ese aura que engancha, un buen rollo que cautiva, algo que no se puede explicar.
Es verdad que ahora mismo no hay nada seguro, pero yo no entiendo otro carnaval que este. En esta ocasión desde la perspectiva de un murguero que es la que he vivido y conozco, pero que se puede ampliar a componentes de cualquier otro grupo. Seguramente es un riesgo ensayar, convivir, y muchos nos llaman locos por estar pensando en carnaval con lo que está pasando. El carnaval nos da vida, felicidad, satisfacción y yo me arriesgaría por ti, estoy dispuesto a exponerme al dichoso virus por sentirte de nuevo, porque como dijeron Los Bambones allá por el 2014… Hay amores que matan, y yo por ti muero.
Itiel Delgado – Subdirector de Factoría de Carnaval